Prefacio

Bryan Behrenshausen

Cultura es una de las dos o tres palabras más complicadas de la lengua inglesa.

Raymond Williams 1)

Dudo que yo (o el teórico de la cultura Raymond Williams, por cierto) tenga que convencerle de la complejidad de la cultura. Al fin y al cabo, acabas de abrir un libro que se ofrece a guiarte a través de la naturaleza confusa y desconcertante de una cosa que, de repente, está en el centro de tantas discusiones apremiantes. La cultura, dice Williams, “ha llegado a utilizarse para conceptos importantes en varias disciplinas intelectuales y en varios sistemas de pensamiento distintos e incompatibles”, y eso que escribió hace más de 30 años. El término “cultura” no se ha vuelto menos desconcertante o ambiguo en las tres décadas siguientes, sino que se ha convertido en algo más, ya que aparece en las conversaciones en cualquier lugar y en todas partes. Si intentamos comprenderla requiere toda la ayuda posible.

De ahí este libro, en el que más de dos docenas de escritores desarrolladores, líderes organizativos y tecnólogos influyentes rastrean el creciente interés por algo llamado “cultura informática”. Es un término evocador, porque nos recuerda que la “cultura” es inseparable de otra noción: “tecnología”. Williams también lo sabía. En su libro sobre una tecnología que consideró especialmente importante para entender las relaciones sociales de finales del siglo XX, la televisión, expresó su frustración por la forma en que la gente parece hablar de la relación entre lo social y lo técnico.2) Tendemos, observó Williams, a imaginar una de esas fuerzas como animada o activa y la otra como inanimada o pasiva. Por ejemplo, a menudo hablamos de ciertas tecnologías como simples “subproductos” o “síntomas” de fuerzas sociales supuestamente más amplias (como si fueran sólo los depósitos de cosas más importantes que ocurren entre las personas). O hablaremos de ciertas tecnologías en sentido contrario: como algo capaz de renovar y reconfigurar por sí solo aspectos enteros de la sociedad con sólo aparecer en escena (aparentemente desde el vacío).

El hecho es -y los autores de este volumen lo entienden- que ninguna de las dos formas de hablar de la relación entre lo social y lo técnico es nunca del todo suficiente. Estas fuerzas son dos lados inseparables de un proceso en curso; son de una pieza. Cualquier teoría, explicación o historia que insista en que se pueden separar fácilmente la una de la otra probablemente no tenga en cuenta los detalles críticos.

Los autores de este libro pretenden convencerle de que cualquier debate (o decisión) sobre las tecnologías debe tener en cuenta los principios sociales y los valores culturales que éstas encarnan o representan, y viceversa. Las tecnologías que utilizamos reflejan y refuerzan ciertas formas de trabajar juntos; las formas en que deseamos trabajar juntos determinan inevitablemente las opciones y decisiones tecnológicas que tomamos. Ya no podemos pretender tener una cosa sin la otra 3).

Por eso, aunque este libro está dividido en dos secciones, hay que resistir la tentación de tratarlo como si constara de dos partes discretas. Están íntimamente relacionadas. La primera, “Principios”, describe varios cambios significativos en los valores que han guiado tradicionalmente a las organizaciones de tecnologías de la información. Expone cómo los principios abiertos nos obligan a repensar nuestras suposiciones más arraigadas sobre los “porqués” y los “qués” de las TI. La segunda sección, “Prácticas”, esboza nuevos comportamientos que podríamos adoptar para abrazar y expresar los valores necesarios para impulsar las innovaciones desde el taller de TI al resto de la empresa. Como deja claro el título del libro, deben ir de la mano si los tecnólogos pretenden superar los retos a los que se enfrentan hoy en día.

Una nota final: creemos4) que están leyendo lo que posiblemente sea el primer volumen editado desarrollado según las directrices del Marco de Decisión Abierta,5) una arquitectura para garantizar que tanto los principios como las prácticas de la apertura trabajen en tándem productivo para conseguir los resultados estelares que sólo la apertura puede conseguir. Agradecemos a las docenas de escritores, asesores, correctores y expertos en la materia que han contribuido a convertir este libro en el extraordinario artefacto que ahora posee. El libro nació -y sigue viviendo- como un proyecto en GitHub, que los lectores pueden visitar para señalar errores y sugerir modificaciones.6)


Bryan Behrenshausen trabaja para Red Hat en Opensource.com, donde es redactor y editor desde 2011. En 2016 se doctoró en Comunicación por la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, donde estudió la relación entre cultura, tecnología y otras palabras complicadas.


2023/11/02 17:50 · Fernando Leal

1)
Keywords : a vocabulary of culture and society, 1976
2)
Véase “The Technology and the Society” in Television: Technology and Cultural Form, 1975.
3)
Los defensores de DevOps reconocerán la lógica de este argumento, al igual que los seguidores del Manifiesto Ágil. Mi agradecimiento a Jason Hibbets y Lauri Apple
4)
Mi agradecimiento al colega y colaborador Jason Hibbets, sin cuya ayuda este libro no existiría.